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Breves Reflexiones sobre las casas IX y V (P. Sanchis)

Breves Reflexiones sobre las casas IX y V (P. Sanchis)

Los significados de las casas dependen de varias cosas: el recorrido simbólico del Sol, el aspecto al ascendente, y la distribución allí de los planetas por orden caldeo y por gozo. Si nos centramos en el aspecto al ascendente, hay algunos detalles sugerentes que pueden dar que pensar y que nos hacen ver las casas IX y V, aparentemente tan distintas, desde otra perspectiva.

El trígono al ascendente

Tanto la casa IX como la casa V son casas en trígono al ascendente. El trígono es un aspecto jupiterino, por lo que ambas casas son casas de crecimiento. Morín decía que en la IX se crece en la mente y en la V se crece en la carne. Es cierto, aunque quizás sea una simplificación excesiva.

Aparte del trígono, la casa IX es casa de Júpiter por orden caldeo (la religión, filosofía, política) y la casa del gozo del Sol (el espíritu). Es decir, lo más elevado.

Comparado con esto, la casa V se queda solo con Venus, tanto por orden caldeo como por gozo. Es evidente pues que se queda en un plano más terrenal, de placeres físicos (Venus). Por eso Morín le atribuye los hijos y los placeres corporales (sexualidad).

Definición de las casas según Morín

Un poco de Platón

En el Banquete de Platón, la sacerdotisa Diotima nos dice: «he aquí, pues, el recto método de abordar las cuestiones eróticas o de ser conducido por otro: empezar por las cosas bellas de este mundo teniendo como fin esa belleza en cuestión y, valiéndose de ellas como de escalas, ir ascendiendo constantemente, yendo de un solo cuerpo a dos y de dos a todos los cuerpos bellos y de los cuerpos bellos a las bellas normas de conducta, y de las bellas normas de conducta a las bellas ciencias, hasta terminar, partiendo de estas, en esa ciencia de antes, que no es ciencia de otra cosa sino de la belleza absoluta, y llegar a conocer, por último, lo que es la belleza en sí«.

¿Qué es la belleza? Es proporción matemática, equilibrio. Existen criterios culturales en nuestra apreciación de lo bello, cierto, pero Plotino nos dirá unos siglos después que todas las cosas buenas (incluida la belleza) lo son por la armonía. Si uno tiene una cabeza enorme o muy pequeña, no parecerá hermoso. Si sus ojos están desplazados, su boca es diminuta o enorme, tampoco. Existe una proporción matemática en todo el universo, el número fi o proporción áurea, que no se aplica solo a la especie humana, sino a todo lo existente en el planeta.

La contemplación de la belleza puede empezar por la sensualidad (de allí que Diotima hable de los cuerpos), pero se puede ir trascendiendo a otras bellezas, de las cosas, paisajes, etc. Cualquier contacto contemplativo con la belleza nos hace percibir la proporción, y la proporción, el equilibrio, están más cerca del Ser.

Salustio (también unos siglos después) nos dice que lo bueno es lo que emana del Ser, mientras que el mal no es más que un desequilibrio o ausencia de lo bueno. Por ejemplo, la salud viene del equilibrio y la proporción exacta de todos los elementos constituyentes del organismo. La enfermedad surge cuando el cuerpo se desequilibra de algún modo mecánico o químico.

Partiendo de esto, es lógico pensar que la mente que se adapta a buscar el equilibrio y la proporción adecuados puede empezar haciéndolo contemplando con sus ojos lo bello, la fuente de su deseo. Pero a partir de allí sus otros sentidos también percibirán la proporción en otros niveles, físicos primero, mentales después. Y esto le acercará a la proporción y equilibrio emanados del Ser. Hay pues un camino al Ser a través de lo venusino (la belleza, el amor) si la mente interioriza esa armonía y se identifica con ella en niveles cada vez más sutiles.

Conclusión

Quizás simplificó Morín demasiado las cosas cuando pensaba que en la IX se crece mentalmente y en la V físicamente, pues en lo venusino también existe una puerta de acceso a lo divino, y eso es lo que nos dicen las tres casas unidas por trígono: la I (el yo) la IX (lo jupiterino) y la V (lo venusino). Es decir: el yo, la fe y el amor.

Otra lección que se puede sacar de ello es que la aproximación al Ser no se hace en realidad a través del dolor (Saturno), pues el dolor es lo más alejado de la proporción y el equilibrio. La astrología nos dice que los dos caminos a ese Ser son los de Júpiter (casa IX) y de Venus (casa V), caminos de alegría y de amplitud.

Canals, a 11 de junio de 2023

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