18 Abr Harari y la Luna (P. Sanchis)
Hace muchos años, cuando era novata, asistí a unas jornadas de astrología de invierno. Hubo un coloquio sobre el Sol y la Luna, pero, aunque el título no lo decía así, en realidad era sobre aquello del viaje del héroe, de Liz Greene. Advierto de entrada que no he leído ese texto, porque Liz Greene no es lo mío. Sí he leído de ella otras cosas, pero opté por aparcarlas. De verdad, no es lo mío. El caso es que aquella noche de invierno, en un hotel de playa, allí estaban todos, ponentes y público, hablando de su Sol y su Luna «castradora». No sé cuántas veces usaron esa palabra para la Luna («castradora»), pero si me hubieran dado un euro por cada una de ellas, me habría pagado una cena en un restaurante con estrella Michelin.
En aquella época no les podía rebatir, porque no sabía astrología, pero instintivamente notaba que esto no podía ser así. Si ambos planetas son las dos luminarias, no resultaba lógico que una de ellas solo fuera eso, la castradora. Y justamente la luminaria que es el paradigma de la energía femenina. Me parecía algo muy desequilibrado como visión de la astrología, pues ambas energías tendrían que armonizar en mi opinión. Las concebía como fuerzas complementarias, pero aquellos contertulios parecían tenerle mucha aversión a la Luna. No sé si estarían en cierto modo arreglando cuentas con su madre 🙂
Bueno, lo cierto es que yo tampoco tenía razón, porque no era cosa de lo masculino o femenino. Era algo distinto. Tardé años en encontrar la información adecuada que ya me dejó las cosas claras
Para el astrólogo clásico el Sol es la fuente de la vida, sí, pero esa vida no existiría sin la Luna. Digamos que es como la energía eléctrica que circula por las torres de alta tensión (Sol). Necesita un transformador (Luna) para poder usar dicha electricidad en tu casa. Hay que retener esa idea: sin transformador, la energía no sirve de nada. No puedes enchufar tu lavadora a una torre de alta tensión. Pues en astrología es lo mismo: el Sol es la fuente de la vida, pero es la Luna la que la hace posible reflejando la luz solar y modelándola.
Después, encuentras en los textos de astrología al uso que la Luna es «las emociones». Con lo cual queda reducida a sensaciones irracionales y más bien criticables. Porque tendemos a considerar las emociones como algo inferior a la inteligencia. De hecho, las emociones son «irracionales» y yo misma suelo usar esa palabra casi como un insulto.
Bueno, pues hay que explicar esto. La Luna, más que tus «emociones», es tu forma global de percibir el mundo externo. Global significa que no se analiza, sino que se recibe esto como un pack. Si sientes un cierto malestar al entrar en un sitio, esto es la Luna. Cuando ya analices la situación (Mercurio), comprenderás que ese malestar viene de tal o cual cosa. Pero eso es a posteriori. A veces, no conseguirás saber por qué te sentiste mal, y es porque la Luna es también la memoria. Almacena esa captación global como un todo, y eso crea asociaciones secundarias.
Por ejemplo, si algún día viviste una situación de peligro en una casa recién pintada, la Luna almacenó peligro + olor de pintura. Por eso, si años después entras en un sitio y te sientes incómodo, pero no sabes por qué, es posible que sea porque había de fondo un olor a pintura que reactivó tu «pack» de «peligro + pintura». Esta combinación de percepción + memoria es extremadamente útil a la larga. Analizar supone tiempo y el tiempo puede significar retraso. Y el retraso puede acarrear la muerte. En cambio, tu Luna ha ido almacenando packs a lo largo de toda tu vida, que se van reforzando unos a otros, conformando patrones. Si te has quemado varias veces, en cuanto notes un cierto olor a chamusquina saldrás corriendo o, al menos, te pondrás sobre aviso. Y eso es rápido, más que analizar.
Por otro lado, si la Luna es cómo percibes el mundo externo, en realidad lo que hace es modelar ese mundo exterior para ti. Porque, no nos equivoquemos, nadie ve la realidad. Para cada uno la realidad es lo que percibe como tal.
Esto para la astrología.
Pero encontré hace poco unos pasajes de un texto de Harari (21 lecciones para el siglo XXI) que me parecieron muy enriquecedores para los astrólogos, para que entiendan mejor la Luna. Voy a dar algunas citas de Harari:
En este pasaje se revaloriza los sentimientos. Recordemos que para la astrología clásica la Luna es la percepción global, instantánea, y el almacenamiento de esas percepciones para condicionar nuestras reacciones:
Demuestran que nuestros sentimientos no son una cualidad espiritual exclusivamente humana y que no reflejan ningún tipo de libre albedrío. Por el contrario, los sentimientos son mecanismos bioquímicos que todos los mamíferos y aves emplean para calcular rápidamente probabilidades de supervivencia y de reproducción. Los sentimientos no están basados en la intuición, la inspiración o la libertad: están basados en el cálculo.
Cuando un mono o un humano ve una serpiente, el miedo aflora porque millones de neuronas calculan muy deprisa en el cerebro los datos relevantes y concluyen que la probabilidad de muerte es elevada. Los sentimientos de atracción sexual surgen cuando otros algoritmos bioquímicos calculan que un individuo cercano ofrece una probabilidad elevada de apareamiento exitoso, de vinculación social o de otro objetivo ansiado. Los sentimientos morales, como la indignación, el remordimiento o el perdón, se derivan de mecanismos neurales que surgieron por evolución para permitir la cooperación en grupo. Todos esos algoritmos se perfeccionaron a lo largo de millones de años de evolución. Si los sentimientos de algún antiguo antepasado cometieron una equivocación, los genes que lo modelaron no pasaron a la siguiente generación. Así, los sentimientos no son lo opuesto a la racionalidad: encarnan la racionalidad evolutiva.
Por lo general, no nos damos cuenta de que los sentimientos son en realidad cálculos, porque el rápido proceso del cálculo tiene lugar muy por debajo d e nuestro umbral de conciencia.
Con esta cita entendemos mejor por qué para la astrología clásica los fundamentos de la personalidad eran el cuerpo y sus procesos químicos (alma vegetativa) combinado con los sentimientos de la Luna (alma sensitiva) y la razón de Mercurio (alma racional).
Pero en realidad no hay razón para suponer que la inteligencia artificial adquiera conciencia, porque inteligencia y conciencia son cosas muy distintas. La inteligencia es la capacidad de resolver problemas. La conciencia es la capacidad de sentir dolor, alegría, amor e ira. Tendemos a confundir ambas cosas porque en los humanos y otros mamíferos la inteligencia va de la mano de la conciencia. Los mamíferos resuelven la mayoría de los problemas mediante los sentimientos. Sn embargo, los ordenadores los resuelven de una manera diferente.
Y con esta otra cita se arroja una nueva luz sobre esa combinación tan fundamental entre la Luna y Mercurio (sentimiento e inteligencia), pero también el valor del grupo (Luna):
No solo la racionalidad es un mito: también lo es la individualidad. Los humanos rara vez piensan por sí mismos. Más bien piensan en grupos. De la misma manera que hace falta una tribu para criar un niño, también es necesaria una tribu para inventar un utensilio, resolver un conflicto o curar una enfermedad. Ningún individuo sabe todo lo necesario para construir una catedral. […]
En un experimento humillante se pidió a varias personas que evaluaran cuánto conocían sobre el funcionamiento de una cremallera. La mayoría contestó con absoluta confianza que lo sabían todo al respecto. […]. Después se les pidió que describieran con el mayor detalle todos los pasos que implican el mecanismo y el uso de la cremallera. La mayoría no tenían ni idea. Esto es lo que Steven Sloman y Philip Fernbach han denominado «la ilusión del conocimiento». Creemos que sabemos muchas cosas, aunque individualmente sabemos muy poco, porque tratamos el conocimiento que se halla en la mente de los demás como si fuera propio.
Bueno, este artículo es un poco un desquite, más de 20 años después, contra los astrólogos que solo ven la Luna como «castradora», y una invitación para los demás a volver a darle a la Luna el verdadero papel que le corresponde en una carta. Olvidaros de las «Lunas castradoras» y miradla en el tema como el significador que te indica quizás la parte más importante de la psicología del individuo.
Canals, a 17 de abril de 2021
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