06 Ene La égloga IV de Virgilio y la astrología
Los ciclos de Júpiter-Saturno tienen varias fases:
-La conjunción cada 20 años.
-El cambio de elemento cada dos siglos más o menos: Fuego, Tierra, Aire o Agua. Es decir, ambos planetas están algo más de 200 años juntándose en uno de esos elementos. Cuando cambian de elemento se producen fuertes ctransformaciones sociales, religiosas, políticas, científicas y económicas
-El reinicio del ciclo, cada mil años más o menos, que empieza en Fuego y pasará luego dos siglos en cada elemento hasta volver a empezar. Es decir, la «gran conjunción» es cuando no sólo se camba de elemento, sino que se vuelve a empezar la sucesión.
Este ciclo es el más importante en astrología clásica y, de hecho, ha marcado todo el imaginario colectivo.
Una vez sentada esta idea, abordemos una de las obras más famosas de Virgilio, la égloga IV. Ese «misterioso» poema habla del nacimiento de un niño y de una nueva era de justicia, una especie de retorno a la «Edad de Oro». La edad de oro fue un periodo mítico en el que la humanidad vivía en la inocencia, con paz y justicia. No sólo el clima era más benigno, sino que el ser humano se alimentaba de los frutos de la naturaleza, sin necesidad de cultivarlos. No existía la guerra y todos éramos iguales. Y eso fue bajo el gobierno… de Saturno, según el mito.
El cristianismo vio en el poema de Virgilio un anuncio del nacimiento de Cristo. Y la nueva era de paz y justicia sería, claro, el cristianismo. Por eso Virgilio fue reconvertido en una especie de santo pagano y es el guía que puso Dante a su personaje en la Divina Comedia.
Pero veamos lo que dice realmente Virgilio en su égloga IV:
«Ya viene la última era de los Cumanos versos«
Se está refiriendo a los libros sibilinos. La Sibila de Cumas era una profetisa que se presentó ante el rey romano Tarquinio el Soberbio y le ofreció nueve libros proféticos a un precio extremadamente alto. Tarquinio se negó y entonces la sibila destruyó tres de los libros. A continuación le ofreció los seis restantes al mismo precio que al principio; Tarquinio se negó de nuevo y ella destruyó otros tres. Ante el temor de que desaparecieran todos, el rey acabó comprando los tres últimos pero pagó por ellos el precio que la sibila había pedido por los nueve. Estos tres libros fueron guardados en el templo de Júpiter y eran consultados en situaciones muy especiales. Los llamaban «libros sibilinos».
Al hablar de «cumanos versos» Virgilio alude pues a profecías.
«ya nace de lo profundo de los siglos un magno orden.
Ya vuelve la Virgen, vuelve el reinado de Saturno;
ya desciende del alto cielo una nueva progenie.»
Está hablando claramente de un «magno orden» que traerá de nuevo la edad de oro (el reinado de Saturno). ¿Cuál es ese «magno orden»? El texto en latín dice: «magnus ab integro saeculorum nascitur ordo». La palabra «ordo» que se traduce por «orden» significa en realidad «fila», o más bien, una fila ordenada de cosas. «Ab integro» que traduce el autor por «de lo profundo» se refiere más bien a algo que empieza (ab) con su forma completa (integro). Cuando decimos «mantenerse íntegro», por ejemplo, nos referimos a mantenerse entero, sin daño alguno. Esto sugiere pues una nueva sucesión que empieza completa.
«Tú, al ahora naciente niño, por quien la vieja raza de hierro
termina y surge en todo el mundo la nueva dorada,
se propicia ¡oh casta Lucina!: pues ya reina tu Apolo.»
«Reina tu Apolo». Apolo es el Dios del Sol. El Sol en astrología es regente de Leo. En el año 26 a.C empezó un nuevo «milenio», un nuevo gran ciclo de conjunciones de Júpiter-Saturno que duró hasta el 760 d.C. Empezó en Fuego, evidentemente, en el signo de Leo.
«Con todo persistirán las huellas de las viejas maldades,
cuyas naves ofenderán a Tetis, cuyos muros ceñirán
ciudades, cuyos surcos hincarán todavía la tierra.
Habrá entonces otro Tifis, otra Argos conducirá
selectos héroes; habrá también otras guerras,
y de nuevo se lanzará sobre Troya el gran Aquiles.
Después, cuando alcances la edad viril plena,
el viajero dejará de cruzar el mar, y el náutico leño
no mercará los bienes: todo campo surtirá todas las cosas.»
Aquí nos dice que, sin embargo, seguirá habiendo cosas del pasado, pero que, cuando el niño alcance la «edad viril plena» ya se implantará definitivamente esa nueva edad de oro. La edad viril para un romano era los 40 años, que es cuando pasaban a «principes» en el ejército (una clasificación militar).
Bien, si comparamos esto con los ciclos astrológicos:
-En el 26 a.C. hubo la conjunción en Leo que iniciaba el nuevo «milenio». Virgilio se dirige a un niño que nacería por aquellas fechas.
-Pero en el año 7 a.C. habría otra conjunción en Piscis, en Agua, retrasando el inicio del milenio. Es una vuelta al ciclo anterior, que era de Agua desde el 225 a.C. Se trata de un retroceso. El niño tendría entonces 19 años.
-En el año 14 a. C. se vuelve al ciclo de Fuego que seguiría con algunas interrupciones hasta el 233 d.C. El niño tendría entonces 40 años.
Más adelante dice Virgilio:
«¡oh progenie amada de los dioses! ¡oh magno vástago de Jove!
¡Contempla cómo bajo la celeste bóveda se inclinan los astros,
y las tierras, y el vasto mar, y el profundo cielo!
¡Contempla como el siglo venturo regocija todas las cosas!»
¿Por qué pensaron los cristianos que era un anuncio del nacimiento de Jesús? Si uno busca otras traducciones de esta égloga en webs cristianas, puede encontrar versiones como ésta:
De lo más alto de los cielos nos va a ser enviado un reparador.
Alégrate, casta Lucina, por el nacimiento de este niño
Como se ve, «nueva progenie» ha sido cambiado por «reparador» y las referencia a Apolo ha desaparecido. Este es un ejemplo de cómo se manipulan los textos para hacerles decir lo que uno quiere que digan. ¿Lo tradujeron mal por error o deliberadamente?
Como conclusión, como ya apuntaba Carcopino, la égloga IV no anuncia en absoluto el nacimiento de Cristo (salvo que uno traduzca esos versos de forma peregrina), sino que más bien parece estar hablando de astrología y del gran ciclo de Júpiter-Saturno, la «gran conjunción» que empezó en los últimos años de vida de Virgilio y que el autor no podía dejar de conocer. El niño al que se refiere sería simplemente la generación nacida por esas fechas, pues el poema deja muy claro que ese «niño» no produce los hechos, sino que ellos acompañan su vida.
Para saber más: artículo
hechizos de amor
Posted at 03:02h, 31 eneroaurelio fue un gran pensador de la epoca y supo interpretar las estrellas de una manera increible. buen aporte