17 Abr Las conjunciones de Júpiter-Saturno y los antiguos (P. Sanchis)
El ciclo más importante en astrología clásica es el de la conjunciones de Júpiter-Saturno. Lo conocemos desde antiguo y consideramos que es el que modela la evolución de la sociedad, la política, la ciencia, la religión, etc. Los autores antiguos nos hablaban mucho de él, pero, hay un problema: ¿Qué entendían en realidad esos autores por “ciclo de Júpiter-Saturno»? Porque vamos a ver que no es tan evidente.
Qué dice Albumasar
Albumasar nos habla de las conjunciones de Júpiter-Saturno como uno de los factores más importantes en astrología mundial. Según él:
-El ciclo entero dura 960 años, que es cuando la conjunción se vuelve a producir en Aries.
-Hay un cambio de triplicidad cada 240 años: Fuego, Tierra, Aire y Agua
-La conjunción menor se produce cada 20 años
Nos da incluso los cálculos en años, meses, día y horas. Esto servía para trazar una cronología de la historia de la humanidad, empezando… por la creación de Adán y siguiendo con el diluvio, etc. Exactamente, pasaron según él 3950 años entre el diluvio y el inicio de la “secta de los árabes” (sic, frase exacta de Albumasar), es decir, la hégira, que inicia el calendario musulmán. La palabra “secta” no tiene connotaciones negativas en latín y sólo significa “seguidores de”. Por cierto, el diluvio fue un viernes según él, (“diei veneris”, sic). Se aprecia el detalle 🙂
Cronología elaborada por Pierre d’Ailly
Basándose en los textos de Albumasar, el cardenal Pierre d’Ailly elaboró su cronología de la historia de la humanidad, siguiendo al pie de la letra, textualmente, los datos de Albumasar. El punto de referencia era el del inicio del islam, que es la fecha claramente identificable que dio Albumasar. Gracias a esto (y unas cuantas cosas más, como el Magnus Orbis y las conjunciones de Marte-Saturno) hizo una de las predicciones astrológicas más famosas: un gran cambio que alteraría el orden conocido en 1789. ¡Y los franceses hicieron su revolución aquel año! Citemos sus palabras:
« Après cette conjonction, il y aura un complément des dix révolutions de Saturne l’année du Christ 1789. […] Après ces prémisses, disons que si le monde dure jusqu’à cette époque, ce que seul Dieu sait, à cette date il y aura de nombreuses et importantes mutations et variations du monde, surtout en ce qui concerne les lois et l’allégeance religieuse.»
Con esto uno puede decir: ¡Funciona! No tengo más que partir de Albumasar y contar un nuevo ciclo cada 960 años. ¡Et voilà! Soy un genio de la astrología. Hay quien lo hacen tal cual, literalmente.
¿Qué dice la astronomía?
Pero hay muchos problemas para encajar los ciclos citados antes:
-El año del calendario musulmán no es igual al año gregoriano, así que cuando Albumasar hablaba de “años” no es lo mismo que lo que entendemos nosotros por “año”.
-Albumasar se basaba en ciclos simbólicos, no astronómicos. Ni siquiera son ciclos del movimiento medio de ambos planetas como creían los astrólogos posteriores, porque tampoco encaja. Si buscamos en otros autores, incluso esas cifras simbólicas son sustancialmente diferentes. Ibn Ezra hablaba de una gran conjunción de Júpiter-Saturno en Aries “cada mil años poco más o menos” (sic). Esto de “poco más o menos” deja mucho margen. ¿Qué haces como astrólogo? ¿Levantas el tema de la lunación más cercana con un margen de 40 años de dudas? 40 años de margen me parece mucho.
Para verificar esto, cotejemos la cronología que elabora Pierre d’Ailly partiendo de las grandes conjunciones de Júpiter-Saturno (conjunción al principio de Aries) según Albumasar:
Es decir:
El cambio de ciclo que según la cronología de Albumasar se produjo en el -1185, en realidad fue en el -821 (más de siglos de margen)
El cambio del -225, en realidad fue dos siglos después, en el -26 (ciclo del que habla Virgilio)
El otro cambio (el que él tomaba como referencia para el islam) lo ponía en el 735, pero fue en el 769 (más de 60 años de diferencia)
El cambio siguiente hubiera caído en el 1695, pero fue en 1603 (casi un siglo de diferencia).
Como se puede ver, todo parecido con la realidad es pura coincidencia.
¿Los antiguos usaban las conjunciones verdaderas alguna vez?
Si funcionaban con ciclos completamente desligados de la realidad astronómica, cabe preguntarse si los antiguos usaban también la conjunción verdadera de Júpiter-Saturno. Y está claro que sí lo hacían, aunque con algunos errores. Pierre d’Ailly habla de una conjunción en Sagitario en el 841 a.C (que en realidad fue en Escorpio), cita otra en el 36 a.C en Leo (con un error de 10 años, pues fue en el 26 a.C) y la tercera que cita fue la del 748 en Sagitario (que tampoco fue en Sagitario, sino a 28º de Escorpio). Y a pesar d e esto, el hombre hizo una predicción exacta para la revolución francesa 🙂
No obstante, Pierre d’Ailly era cardenal, no astrólogo. En textos del siglo XV encontramos citadas conjunciones verdaderas con un error de dos días. Pedro Ciruelo en este texto nos da dos fechas de conjunciones: una tiene un error de dos días y la otra es exacta.
Simbolismo versus astronomía
Ante esta aparente contradicción, uno puede tirar a la basura todo lo que decían los astrólogos como Albumasar o Ibn Ezra, o tratar de entenderlo. Si hacemos lo segundo, hay que plantearse varias cosas:
-¿La astrología es una ciencia física? Si lo es y el determinismo astral es cuestión de energías físicas, entonces, si Júpiter y Saturno no están conjuntos en el cielo, todo son fantasías de astrólogos clásicos. ¿Cómo hablar de una conjunción en Aries en el 735 como hace Pierre d’Ailly si ese año Saturno estaba en Tauro y Júpiter en Leo?
Si la astrología no es una ciencia física, sino simbólica, dar 20 años a cada conjunción de Júpiter-Saturno es porque ésta sería la cifra redonda más aproximada a su ciclo de verdad, que unas veces tarda más de 20 años y otras menos. No es ni siquiera una cifra de su movimiento medio –como afirmaba Pedro Ciruelo-, sino un redondeo. Y en la mentalidad astrológica que es analógica (lo que se parece a A funciona como A), 20 años “se parece” a la energía de Júpiter-Saturno combinados. Si “se parece”, funciona como ellos. En realidad, es lo mismo que ha hecho Demetrio Santos con el C-60: una progresión puramente simbólica basándose en un redondeo del ciclo de Júpiter-Saturno.
Otros ciclos de otras culturas
Cuando Albumasar y otros astrólogos antiguos hablaban pues de esos ciclos de Júpiter-Saturno, no estaban diciendo tonterías como afirmaba Morín –que despacha el asunto de forma muy expeditiva-, sino que en realidad estaban describiendo un ciclo simbólico analógico a Júpiter-Saturno.
Algunos astrólogos apuntan también a la posibilidad de que se estuvieran inspirando en textos hindúes y ciclos propios de aquella cultura.
La astrología occidental y la védica están emparentadas. Los astrónomos de la India hablan también de grandes ciclos. Aryabhata explica un ciclo de 4 320 000 años, el Maha Yuga (el Gran Año), que según el Linga Purana se divide en 71 periodos, subdivididos a su vez en otros sub-periodos. Ahora estaríamos en Kali Yuga, que empezó con el 3102 a.C., con un diluvio (en 3000 a.C según los hindúes, y en el 2957 según Pierre d’Ailly). Por lo que dice Pingree, Albumasar conocía los sidhantas y los Vishnupurana, así que pudo inspirarse en ellos para sus ciclos. Y hay mucha coincidencia en la fecha del Diluvio según unas y otras tradiciones.
No obstante, no voy a entrar en más detalle porque no es un tema que domine ni tengo la erudición necesaria. Remito a la tesis de Denis Labouré, que es de quien he sacado estas informaciones.
Lo que tenemos que retener es que los grandes ciclos simbólicos son un tema recurrente en las diversas civilizaciones.
¿Y qué hacemos nosotros ?
Espero que se me perdone mi eclecticismo, pero, personalmente, veo bien ambas cosas : el ciclo simbólico y el astronómico.
La astrología funciona sobre dos bases : el Sol (la fuente de la luz real, la que regula los ciclos vitales de todos los seres vivos del planeta) y los demás planetas como expresiones de su luz. Por eso trabajamos con las posiciones reales del Sol y de los planetas respecto a la Tierra.
Pero la astrología también trabaja con ciclos o progresiones simbólicos. Por ejemplo, las direcciones primarias son una progresión del tema de un grado ecuatorial al año ; las progresiones simbólicas, de un grado zodiacal al año. ¿Por qué un grado ? Porque es « más o menos » lo que avanza el Sol en un día. Sí, « más o menos », porque en astrología las cifras simbólicas son redondeos. Por eso me hace sonreír la pregunta de siempre «¿Primarias de Ptolomeo o de Arco de Naibod? », si estás tratando un ciclo simbólico (mover todos los planetas un grado cuando astronómicamente están en otro sitio y esa posición que les estás dando no tiene nada que ver con su situación real en el cielo), ¿vas a calentarte la cabeza por unos segunditos ? Una vez aceptada la más gorda (es simbolismo puro), sé coherente, y sigue en lo simbólico : un grado al año.
Así que, en el fondo, hacemos las dos cosas a la vez. Por ejemplo : un astrólogo calculará la revolución solar (regreso del Sol a su posición astronómica exacta el día del nacimiento) y, al mismo tiempo, cotejará ese tema puramente astronómico con ciclos absolutamente simbólicos, como las primarias, progresiones simbólicas o secundarias.
En esto de los ciclos de Júpiter-Saturno, no me parecería pues descabellado si alguien incluso hoy en día usara esos ciclos simbólicos, sobre todo si lo hiciera como lo hacían ellos : encajándolo con el Magnus Orbis y las 10 revoluciones de Saturno.
No obstante, los astrólogos actuales estamos acostumbrados a usar las conjunciones reales, y así vamos a seguir haciéndolo.
Mi conclusión personal sería pues:
Si uno usa ciclos simbólicos, debería de ser consciente de ello y avisar a sus lectores. Porque si se basa textualmente en Albumasar, no entraríamos en el ciclo de Aire… hasta el 2175. El de Tierra empezó (según esos ciclos simbólicos) en 1935.
Soy partidaria de tomar los textos de los antiguos como puramente orientativos, pero me parece muy arriesgado, por ejemplo, decir que cada 960 hay un enorme cambio social atribuyendo esto a las conjunciones de Júpiter-Saturno. No es verdad astronómicamente. Si uno mira la verdad astronómica, entre el ciclo que empezó en el -821 y el que empezó en el -26 pasaron 795 años (no 960). El siguiente fue también de 795 años y el otro fue de 834 años. Tomar pues al pie de la letra a Albumasar (que ni siquiera estaba usando años solares como nosotros, sino lunares) sería arriesgado, salvo que uno sea consciente de que está usando ciclos simbólicos. Pero, ¡por el amor de Dios! que lo ajusten por lo menos al año solar, ya que Albumasar seguía un calendario lunar. Y no me quiero ni imaginar si tuviéramos que basarnos en la lunación anterior o siguiente a la supuesta conjunción. ¿Cómo? ¿Con 3 siglos de margen de error?
Darles a los textos antiguos el valor que tienen, pero trabajar con ciclos reales. Por eso quizás sea preferible usar los plazos que ellos citaban como anecdóticos
Personalmente, prefiero trabajar con los ciclos reales y citar los ciclos de forma más exacta astronómicamente.
Canals, a 17 de abril de 2020
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