Las personas instrumentos del destino (P. Sanchis)

22 Feb Las personas instrumentos del destino (P. Sanchis)

Hace mucho años, cuando estaba pasando un periodo aciago, fui un día a la esteticien, cosa que no hago nunca. Se pueden contar con los dedos de las manos las veces que he ido a ese tipo de sitios. Esa esteticien era una mujer maravillosa y muy espiritual. Tenía que ir dos días después a un curso de sufismo y me convenció para acompañarla. Luego perdí el contacto con ella, y murió dos o tres años más tarde. Pero el curso al que ella me llevó cambió mi vida para siempre, y nunca le estaré bastante agradecida.

Muchas veces me he preguntado por qué fui ese día a hacerme una limpieza de cutis (solo me he hecho dos en toda mi vida), precisamente en esa fecha (dos días antes del curso) y con ella. El destino cruzó nuestros caminos y luego los separó, pero el giro en mi vida ya se había producido. Ella tenía la Luna exaltada en Tauro partil sobre mi Parte de Fortuna en XII. en Tauro :-).

Años después, fui a Madrid a dar un curso de horaria. Se creó un grupo muy prometedor y acordamos seguir con el curso. No tenía buenos tránsitos, ya que Saturno por tránsitos estaba opuesto a mi Luna natal, pero el grupo cuajó. Sin embargo, una de las alumnas me pidió por favor que aplazara el curso siguiente porque tenía compromisos familiares. Así lo hice. Luego me pidió un segundo aplazamiento, y volví a aplazarlo por ella. Y al final me dejó plantada con otras excusas. El problema fue que a cada aplazamiento una o dos personas decidían dejarlo y no hacer el curso. El hierro se bate cuando está candente, pero si se deja pasar demasiado tiempo, los ánimos se enfrían. Al final, quedaba tan poca gente que ya no me resultada rentable desplazarme a Madrid un fin de semana para hacer ese curso. Perdí pues una gran oportunidad.

Se me ocurrió entonces mirar el tema de la persona que había hundido el curso con su repetidas peticiones de aplazamientos, y vi que su Saturno natal estaba cuadrado con mi Luna radical. Considerando que tenía entonces un mal tránsito de Saturno en tránsitos a la Luna natal, resultó obvio que esa persona había sido el instrumento del destino para cercenar mis ilusiones.

Con estos y otros muchos casos, he comprobado pues que el destino a veces actúa por sí mismo, pero que otras veces utiliza a personas como instrumentos para realizar la experiencia, buena o mala, que te toca vivir. Vuestros caminos se cruzarán durante el tiempo necesario para que el otro aporte lo que tiene que aportar.

¿Quién tiene la culpa? En realidad, nadie. Cada uno tiene su destino y encontrará en cada momento a las personas que hagan realidad ese destino. El otro no es bueno o malo por aportarte dolor o alegría, porque te ofrece lo que tú estás condicionado a tomar de él. Cada uno de nosotros tiene mucho que dar, pero solo podemos dar a otro lo que él puede tomar de nosotros. Es decir, la misma persona cuyo Saturno está en cuadratura con tu Luna tiene a Júpiter en trígono a la Luna de otro. Recibes de esa persona a Saturno porque es lo que te está reservado, y el otro recibe a Júpiter porque así lo marca el destino compartido.

¿Qué se tiene que hacer? Creo que hay que ser consciente del propio destino y procurar limitar los daños. Si tienes, por ejemplo, un mal tránsito de Urano sobre tu Luna en VII, no hagas una sociedad con personas cuyo Urano haga un mal aspecto a tu Luna natal, o personas con Urano angular, porque es evidente que no te van a aportar nada bueno.

En el caso de la Luna-Saturno, por ejemplo, traté de aceptar ese hecho, que mi sinastría con esa persona era nefasta para mí, pero pensaba que podría gestionarlo con el tiempo. Sin embargo, al cabo de varios años me rendí a la evidencia: su energía seguía perjudicándome de diversas maneras y siempre sería así, porque su Saturno nunca dejaría de estar en cuadratura con mi Luna. No lo soportaba ya. Así que me «liberé» cortando el contacto. Fue un inmenso alivio. No tengo nada contra ella, pero no deseo que me siga perjudicando.

No puedes culpar a otro por ser incompatible contigo o por resultarte dañino, pero el no culparlo no significa que tengas que aguantarlo. Es como tener un pie de la talla 38 y un zapato de la 37. Ese zapato puede ser maravilloso y hacer feliz a otra persona, pero no es tu talla y siempre te va a masacrar.

Por lo tanto, cuando tenemos un mal tránsito o una mala dirección, conviene observar qué personas nos rodean en ese momento y detectar si alguna de ellas es el instrumento del destino para vivir esa experiencia. Y tomar una decisión.

En mi opinión, si eres lo suficientemente consciente como para entender que el otro solo está haciendo un papel que tú mismo le has pedido que haga, sin culpabilizarlo, es que estás preparado para minimizar la mala experiencia que esa persona te podría aportar. Y, a lo mejor, la mala experiencia es solo esa «ruptura preventiva».

Puede parecer injusto con el otro, pero no lo es. Simplemente, eres consciente de la energía y el hecho de ser consciente de ella hace que ya no necesites esa mala experiencia. Es lícito pues evitarla.

Canals, a 22 de febrero de 2022

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