Loader

Personalidad, astrología y reencarnación (P. Sanchis)

Personalidad, astrología y reencarnación (P. Sanchis)

Una entrada muy muy breve, solo para rayarnos un poco la cabeza 🙂

Cuando estudias un tema astrológico, te das cuenta de que lo que llamamos «personalidad» es en realidad el producto de tu casa I y de tu Luna. No, lo siento, no del Sol, el «héroe» 🙂 . Ayer estaba leyendo a Junctino para ver si me apetecía traducir algún pasaje y me hizo gracia lo de siempre: las descripciones de los signos que da (igual que las que daban todos los demás astrólogos clásicos) son siempre para el signo ascendente.

Bueno, después de esa digresión, volvamos a lo nuestro. ¿Qué es entonces esa cosa que llamo «Pepa» en mi caso? Pues un temperamento melancólico con todos los rasgos físicos y psicológicos de los melancólicos, algún ramalazo colérico por aquello del trígono de Marte al ascendente (un Marte que está como una cabra, por su oposición a Urano), una pasión por las letras y las cuentas gracias al ascendente Géminis ,y una cierta esquizofrenia entre el racionalismo geminiano y la Luna en Piscis que da veleidades místicas. Y te da ganas de ser Teresa de Calcuta en tus fantasías, pero nunca en la realidad. A eso se suman un bagaje de experiencias que ha ido fortaleciendo algunos rasgos e inhibiendo otros, para bien o para mal, y unas cuantas memorias activas que condicionan las reacciones. O sea un compendio de biología y contexto.

Vale, pero todo esto depende de mi cuerpo. Si en vez de ser melancólica hubiera sido sanguínea, mis manos y mi físico serían distintos, Y mi psicología. Si quitas ese cuerpo, no queda nada del conglomerado que llamo «Pepa». Las experiencias tampoco pueden existir sin el cuerpo. Es evidente que nacemos y nos hacemos, pero, ¡ojo!, la evolución que experimentamos no está desligada de nuestra naturaleza básica. Si tomas a dos coléricos rencorosos y a uno les haces sufrir una opresión por parte de otro país o religión, mientras que el otro vive una existencia regalada, rodeado de lujos y facilidades, es posible que el primero acabe enrolándose en alguna organización militar o terrorista, mientras que el segundo se convierta en un pequeño déspota. Pero si esas mismas experiencias las hubiera padecido un linfático tranquilo y relajado, olvídate de que acabara echándose al monte a luchar contra el opresor. El contexto sería el mismo, pero la reacción al contexto y la evolución dependería del carácter innato de cada uno. Un colérico oprimido toma las armas, un linfático oprimido aprende a manejar a su opresor. Un colérico bendecido por una vida fácil se vuelve aun más caprichoso y despótico; un linfático bendecido también por una vida fácil se convertirá en un haragán y engordará apaciblemente.

¿Tengo alma? Creo que sí, pero dudo mucho de que sea individual. Cuando se pasa un rayo de luz por un prisma, esa luz se descompone y aparecen rayas de distintos colores (el arco iris), pero la luz en realidad es una. La aparente multiplicidad no significa que lo que creemos diferente no sea en realidad UNO. Por lo tanto, esa energía que nos anima -y que yo creo que viene de Dios -no puede ser algo individual con algún rasgo de Pepa. Es imposible. Como mucho, puede animar ese «golem» de piel, carne y huesos, pero no me cabe en la cabeza que se le pegue nada de aquello producido por los mecanismos químicos del cuerpo al que mueve.

Lo lógico es que, al desaparecer el cuerpo, esa energía vuelva a su ser original. ¿Cómo podría conservar características personales que vienen de la química del cuerpo, de su filtro mental a la hora de percibir el mundo y de su memoria condicionada por el contexto de las experiencias vividas? Todo esto desaparece con el cuerpo.

¿Queda algo de nosotros al morir? Me parece imposible, si lo que soy, lo soy por mi cuerpo, sin cuerpo, ya no soy. A ver, un colérico tiene tendencia a ser avasallador porque su cuerpo produce más adrenalina de lo normal. Si quitas el cuerpo, ya no hay adrenalina y ya no hay arranques de cólera. Se acabó. Alguno dirá que no somos solo química, pero es indudable que esa química corporal condiciona mucho nuestra forma de ser. Si no, que nos lo pregunten a las mujeres que tenemos un ciclo menstrual que altera mucho la biología del cuerpo. Según bajen y suban las hormonas, nuestras emociones varían.

¿Y tus recuerdos, tu forma de interpretar el mundo? Eso también es tu cuerpo y en astrología se lo atribuimos a la Luna. La Luna es como el filtro a través del cual captas la realidad y reaccionas a ella según cómo la percibas. Un poco como esta mariposa de abajo, que es la misma pero con 3 filtros diferentes.

¿Es lógico por lo tanto pensar en la reencarnación? No lo sé, pero aquello que se reencarnaría no sería lo que entiendo ahora por mi «yo», porque ese «yo» no puede ser el mismo en otro cuerpo que tiene otra química y que va a vivir en un contexto diferente acumulando experiencias que lo llevarán en otras direcciones. Como mucho, sería la misma energía divina la que animaría un ser diferente, pero esa energía no conservaría nada mío.

Imagínate que ahora, con este cuerpo, eres un colérico. Tienes más adrenalina y eso te hace ser espitado. Te gusta mandar y organizar la vida de los demás, liderarlos. Si, además, tu vida ha sido difícil y has tenido que luchar mucho, habrás acabado teniendo un carácter muy fuerte y combativo. Eres el producto de unas características innatas y unas circunstancias muy específicas. Sin el recorrido vital que has tenido no serías el que eres.

Ahora imagínate que te mueres y te reencarnas en un cuerpo flemático, de esos a los que todo les da igual. Tu biología te hace relajado y feliz. Si, además, tienes una vida de ensueño, una familia amorosa, una posición social que te facilita mucho las cosas, una pareja encantadora… ¿Crees que quedaría algo en tu psique de tu vida anterior? No, serías una nueva persona. Por lo tanto, todo el bagaje de la otra vida habría desaparecido. Para poner un ejemplo un poco exagerado, es como si Gengis Khan se hubiera reencarnado en Tamara Falcó. ¿Tendría ella ramalazos de Gengis Khan? O de las miles de reencarnaciones anteriores?

Entonces, ¿para qué se iba a reencarnar un alma si ella no tiene nada que ver con esas diversas personalidades?

Piénsalo un poco.

Fantaseando mucho, puesto que las ideas pueden dar origen a egregores, no descartaría que creáramos durante nuestra vida una especie de compuesto energético que fuera el resultado de la energía generada por el cuerpo. Quizás ese compuesto dure más que nuestro ente material. Pero, como no es Dios y fue creado por algo que no existe ya, lo lógico sería que se fuera diluyendo.

¿Esto es triste o no? Pues yo diría que no. Cada uno de nosotros es algo maravilloso, único e irrepetible, pero la fantasía de que mi «yo» vaya peregrinando por los siglos conservando cosas de las vidas anteriores solo daría pie a una terrible esquizofrenia. Un ser no puede tener rasgos heredados de sus vidas anteriores, quizás miles de vidas anteriores, porque sería caótico. Y si fuera conservando la misma personalidad a lo largo de sus diversas existencias, entonces sería que no evoluciona. ¿De qué le serviría pues reencarnarse si iba a seguir igual?

Francamente, me parece más hermoso imaginar que somos un ser material animado por una energía divina que volverá a ser ella misma cuando deje de insuflarnos vida. No creo en multitudes de pequeñas partes desgajadas del ser universal que tuvieran un carácter propio y a la que se le irían pegando características de cada una de las vidas, con castigos y recompensas. ¿Cómo podría el inferior (el ser material) condicionar y marcar al superior (la energía divina)?

¿Qué nos enseña la astrología en todo esto? Nos dice que somos un ente condicionado y que el momento de nuestro nacimiento muestra ese condicionamiento, no lo crea. Morín decía que uno no es como es por el momento en el que nace, sino que nace cuando nace porque es como es. Pero todo aquello pertenece a la armadura planetaria, a las siete esferas en las que la luz fue adquiriendo condicionamientos, empezando por la de Saturno, el guardián del umbral. Y cuando esa luz se libere y regrese a su origen, dejará atrás todo lo que la ató, incluso aquello que alguna vez llamamos «yo».

Canals, a 28 de octubre de 2022

App Hora-cle

Enlace

Nuestra APP te servirá para conocer la hora planetaria en el lugar donde vives. Así podrás organizar tus actividades y hacer cada cosa en el momento oportuno. ¿Sabes que no conviene instalar un programa en hora de Saturno porque todo se retrasa y resulta más complicado? ¿O que la hora de Marte es buena para hacer deporte y malísima para pedir un favor? ¿Que la de Venus es la mejor para quedar con amigos? Si tienes dudas y quieres consultar al cielo para pedirle consejo, la sección ORÁCULO te dará la respuesta,

Hora-cle

Nuevo libro de Prima Luce:

Los nodos en astrología. Comprar

A la hora de estudiar los nodos, nos encontramos con un gran vacío. No existe en los libros clásicos de astrología occidental ninguna explicación sobre ellos, salvo la tan manida frase de “buenos con los buenos y malos con los malos”. Los astrólogos actuales usan mucho la teoría de Dane Rudhyar, pero esta tiene bastantes limitaciones. Por eso optamos por buscar nuevas interpretaciones partiendo de las dos únicas fuentes de las que disponíamos: la astrología védica (Libros de Denis Labouré) o los textos de uno de los pocos autores antiguos que dicen algo al respecto, Herman de Carintia (siglo XII).
Hemos querido hacer un libro muy práctico y por eso hemos tratado de demostrar con muchos ejemplos el funcionamiento de los nodos en cartas de astrología horaria, mundial o natal. Pensamos que el lector encontrará en estas páginas ejemplos muy sugerentes que le permitirán ver la relación de la cabeza y la cola del dragón con las energías, las enfermedades, el extranjero, la marginación, las profesiones artísticas o de la noche, etc.
Con esta lectura de los nodos, fundamentada en fuentes fidedignas, se abre un nuevo mundo de posibilidades en la interpretación de los nodos.

El Sol, el luminar diurno. Comprar

Otras publicaciones de Prima Luce

Curso básico de astrología 1. Comprar

Curso básico de astrología 2. Comprar

El temperamento. Comprar

Libro XXVI de la Astrología Gálica (traducción de Morin de Villefranche). Comprar

Sobre los planetas (Tradución de Morin de Villefranche). Comprar



La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es libros.jpg

No Comments

Post A Comment