
31 Oct ¿Somos astrólogos o somos periodistas de la astrología? (P. Sanchis)
Llevo unos 20 años en listas de astrología y una de mis mayores decepciones ha sido siempre que se predice muy poco. Cuando era novata, me apetecía estar informada, porque mis conocimientos no me permitían hacerme una idea y siempre esperaba encontrar en los demás el saber que me faltaba. Luego mejoré algo, pero sigo echando de menos poder aprender de otros, porque tengo tantas lagunas que no pierdo la esperanza de encontrar quien las pueda rellenar.
Sin embargo, sí encuentro en las páginas de astrología descripciones de configuraciones astrológicas. Montones de descripciones. Lo que una amiga mía llama «periodismo astrológico» y yo lo llamo «efemérides parlantes». Si es un tema natal, te dicen con mucha seriedad que esta persona va a tener un tránsito o una dirección de Saturno a su Sol. ¡Y un aspecto de Marte! etc. etc. etc. Entonces me quedo esperando a que me digan qué significa. Nada. Nunca son concretos. Como mucho, encuentro comentarios como «se sentirá solo y triste». ¿Y? ¿Qué pasa con su carrera? ¿Con sus socios? ¿Con su dinero? ¿Con su salud? ¿Con sus amores? ¿Con su gobierno?
Si es astrología mundial, pasa lo mismo. Pero allí encuentras dos tipos de pronósticos.
1-Los «periodísticos» (descripción de la configuración): «¡Va a haber un eclipse en tal signo cuadrado con tal planeta!». Siguen largas listas de descripciones de configuraciones: la lunación, la conjunción, la retrogradación. Es como unas efemérides, pero con palabras. Efemérides parlantes.
2-Los «evolutivos», tipo: «Se va a producir un aumento de la conciencia». Y esto atribuido a configuraciones que se producen cada 2 años, o cada año. Se ve que cada seis meses evoluciona nuestra conciencia.
Por lo tanto, habría que plantearse seriamente si la astrología ha de quedarse en el periodismo astrológico (descripción de configuraciones) o debe volver a la interpretación concreta de las configuraciones, dejando un poco de lado tanta evolución de la conciencia.
El problema añadido es que a esto se le suma el sesgo de distorsión retrospectiva. Cuando un astrólogo dice: «Vas a tener una cuadratura de Marte», dentro de su cabeza bulle una serie de analogías. Pero no se toma la molestia de ser concreto y de especificar cuáles. Después, cuando sucede algo de esas analogías, da igual que se te queme la casa, o la camisa, o se te averíe el coche, o te saquen un diente, o te operen, o tengas un periodo de mucho trabajo, resultará que, en la cabeza de ese astrólogo, con decir «Vas a tener una cuadratura de Marte» bastaba. Él lo ha acertado. No te habló de la casa, ni del coche, ni de la camisa, ni del diente, ni de la operación, pero está total y absolutamente convencido de que sí lo hizo.
Esto es lo que en psicología se llama «sesgo de distorsión retrospectiva» o «la falacia del historiador»: Cuando ya se saben las cosas, todos creen que siempre las supieron. Pero la realidad es que hicieron un comentario descriptivo tipo «Habrá cuadratura con Marte» o muy vago, tipo «se replantearán muchas cosas». Que el «replanteamiento» fuera sacarte un diente o quedarte sin coche, no lo dijeron, pero están convencidos de haberlo hecho.
Nos ha pasado a todos, porque recuerdo haber visto configuraciones, haber escrito sobre ellas, pero se me quedaron ideas en la cabeza que no plasmé por escrito. Tiempo después, cuando busco ese artículo para ver mi propio pronóstico, resulta que no está. No encuentro la observación que creía haber hecho. Entonces tengo la duda de si realmente lo pensé o de si creo que lo pensé, pero no fue así. Muy poca gente es capaz de escapar del sesgo de distorsión retrospectiva. Nos afecta a todos.
Recuerdo que cuando fui al curso de astrología horaria con Denis Labouré, algunos interpretaban el tema con frases como «El Sol está conjunto a Venus», y Denis les contestaba: «No uses NUNCA una descripción astrológica en una consulta. Tu cliente no sabe qué es el Sol ni qué es Venus ni qué significa su conjunción. Dile algo concreto: boda, divorcio, amor, algo específico».
Por lo tanto, creo que los astrólogos hemos de salir de nuestra zona de confort y evitar citar configuraciones si no es con datos concretos. Decir «El Sol regente de X está cuadrado con Marte» no significa NADA. Decir «El sol regente de X (el presidente) está cuadrado con Marte (violencia) y eso sugiere que el presidente puede sufrir algún tipo de agresión», sí significa algo. No es lo mismo lo que está en nuestra cabeza que lo que está escrito. Si realmente uno lo sabe, que lo escriba con todas las letras, ya que tan seguro está de sí mismo. Si tiene de verdad esa certeza, ¿por qué no la expresa?
Si no nos obligamos a salir de esa zona de confort en la que creemos que basta con decir «El Sol está cuadrado con Marte» para haberlo acertado TODO, nunca avanzaremos.
Canals, a 31 de octubre de 2020
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