03 Nov Júpiter-Saturno 1-introducción (P. Sanchis)
Vamos a hacer un recorrido históricos por los ciclos de Júpiter-Saturno para entender mejor el ciclo actual que se va a implantar definitivamente a partir de diciembre de 2020.
El material que pondré aquí se presentó en una ponencia en Gracentro en 2009, pero era una prolongació de estudios anteriores del año 2000. Si he hecho algún añadido actual, lo indicaré con otro color.
Este estudio tendrá 4 partes y esta es la primera que, como ya hemos dicho antes, es una introducción.
1-Importancia de los ciclos de Júpiter y Saturno.
En astrología mundial hoy en día se suele utilizar todos los planetas y se tiende generalmente a dar más importancia a los transaturninos por ser de ciclo más largo. No obstante, esto es un error. Los planetas más importantes en astrología mundial son Júpiter y Saturno.
Esto es lógico, porque ambos planetas combinados son los más afines al ciclo vital del hombre. Recordemos que la ley fundamental de la astrología es la analogía. Si un planeta es significador de algo, no es porque de su cuerpo material salga un rayo peculiar que, por ejemplo, sólo vaya a afectar a los gatos y no a los periquitos. Serían unos rayos muy inteligentes y con conocimientos de biología. Pero no es así: si tal planeta es el significador de tal cosa es porque ambos se parecen. Los rayos del Sol no afectan más al corazón que al hígado, pero el corazón se parece al Sol en cuanto que está en el centro del sistema y da vida a todo el cuerpo. Por eso el Sol es significador del corazón, y no por otra cosa. Es la ley de la analogía.
Lo que acabo de decir puede parecer chocante, pero es así como funciona la astrología.
Si lo miramos así, vemos que los planetas inferiores tienen ciclos demasiado cortos para representar al ser humano. Y los transaturninos los tienen demasiado largos. Urano tiene un ciclo de unos 84 años. Ésa empieza a ser la media de vida en los países del primer mundo. Por eso dicho planeta está más presente en las naciones avanzadas: cuanto más se acerca una especie al ciclo de un planeta, más se parece a ese planeta y más influencia tiene él sobre su vida.
Hay una falacia bastante extendida en la astrología moderna: la de pensar que cuanto más evolucionado sea uno, más sensible es a los planetas transaturninos. Depende de lo que entendamos por “evolucionado”. Si la evolución es interna, psíquica, es al contrario. Porque los planetas son determinantes y es absurdo pensar que una persona muy avanzada espiritualmente vaya a estar más sujeta a su determinación, incluso a la de planetas que no determinan al resto de los mortales. Si por algo se caracterizaría un iluminado, es precisamente por haber escapado de la determinación.
Ahora bien: el niño es lunar porque tiene poca edad, mucha variabilidad, es básicamente emocional, y es rápido. El anciano es saturnino porque tiene mucha edad, es lento, frío, más racional, etc. Siguiendo esa lógica, en una sociedad muy tecnificada (Urano), se prolonga la media de vida y esa prolongación de la media de vida del país hace que toda la nación vibre más a consonancia con Urano. En cambio Neptuno con un ciclo de 164 años y Plutón con otro de 248 sólo pueden sintonizar con la especie como grupo, más allá del individuo. Como además no son planetas visibles al ojo, únicamente pueden representar cosas no visibles. Por eso asociamos a Neptuno con los campos morfogenéticos (que afectan al grupo social), y a Plutón con las células y la genética, o con reacciones atávicas y profundas que vienen más de nuestra mente ancestral (el cerebro reptil).
Otro factor para preferir los ciclos de Júpiter y Saturno es que los ciclos combinados de los planetas transaturninos son tan largos que uno deja de notarlos. Si una persona trabaja continuamente con una frecuencia de sonido, es muy posible que acabe por dejar de oírla. De hecho, si esa frecuencia lo acompañara toda su vida, su oído ya no la captaría y podría acabar por desarrollar una cierta sordera a esa frecuencia. Sólo notaría algo raro si el sonido parara. El mundo sin él le parecería extraño. Eso es lo que ocurre con los ciclos largos. El ciclo de Neptuno-Plutón dura cinco siglos. Eso supone que genera procesos que vemos como “normales” y que no percibimos ya, porque así pensaban nuestros padres, abuelos, tatarabuelos, etc.
En cambio los ciclos de Júpiter y Saturno duran 20 años y eso es suficiente para marcar una vida, pero también nos permiten vivir hasta 3 o 4 cambios en nuestra existencia, lo cual nos da una cierta perspectiva y nos facilita evolucionar, cambiar. Cada dos siglos y pico cambian de signo y eso deja su impronta en grandes corrientes sociales. Y el ciclo entero es de 960 años, por lo que sus efectos también son climáticos.
En resumen pues, el ciclo de Júpiter-Saturno es el más importante para el ser humano porque:
–Son los planetas más cercanos a nosotros por su ciclo: ni tan corto como los de los planetas interiores o Marte, ni tan largo como el de los transaturninos. Por eso afecta al INDIVIDUO.
–Sus cambios de elemento cada 200 y pico son otra combinación del mismo ciclo que puede afectar a la SOCIEDAD.
–El ciclo completo de casi 1000 años afecta al PLANETA.
2-Sectores afectados por esos ciclos
Ahora que ya tenemos claro que ese ciclo es el más importante para los seres humanos, tenemos que ver también qué sectores afecta. Por las analogías naturales de ambos planetas, ese ciclo va a afectar:
-La religión y las corrientes de pensamiento (Júpiter como significador de la religión o filosofía).
-Las finanzas y la estructura económica de la sociedad (Júpiter como significador del dinero).
-Los gobiernos (Júpiter y Saturno).
-La arquitectura (Saturno).
-La ciencia (Saturno).
Hay más sectores afectados, pero ésos serán algunos de los más notorios.
3-Secuencia del ciclo
Por otro lado, hay que recordar que la alternancia de elemento es la siguiente: Fuego, Tierra, Aire, Agua. No obstante, no se suele dar todo el bloque ininterrumpidamente. Es frecuente que antes de empezar un ciclo de tal o cual elemento, haya unas cuantas conjunciones mixtas al principio; y también al final. Por ejemplo: el ciclo actual de Aire se implantará a partir de 2020, pero entre 1981 y 2000 ya hubo un conjunción en Aire, en Libra. Entre el 2020 y 2159 habrá 7 conjunciones en Aire. Luego se producirá una en Escorpio (del 2159 al 2179), se volverá a Aire con dos conjunciones más y se empezará ya ininterrumpidamente el ciclo de Agua en 2219. Como vemos, hay pues un periodo mixto al principio y al final:
-Cuando hay una conjunción “adelantada” (del futuro ciclo), la llamo “avanzadilla”. Esa avanzadilla nos da una idea de cómo va a ser ese futuro ciclo. Se plantan ya unas semillas. Por ejemplo, entre 1981 y 2000 hubo una avanzadilla de Aire que ya se encargó de remover todo el panorama político con la caída del muro de Berlín. Las semillas de la sociedad actual se plantaron en esa fase.
-Cuando, después de una avanzadilla, se vuelve al ciclo anterior (por ejemplo, el regreso a Tierra entre 2000 y 2020), lo llamo una “recaída”, porque estamos ante un ciclo ya agotado. La gente desea cambiar, pero se la hacer volver a lo mismo de los últimos dos siglos. Como el modelo ya está exhausto, no sólo no funciona, sino que hay una sensación de hastío, de desbandada, de fin de era. Puede parecer el triunfo de un modelo, pero es su último estertor. Por debajo ya están las nuevas pautas labrándose camino. De hecho, ese periodo intermedio a menudo tiene características de ambos ciclos: el pasado y el presente.
4-Los ciclos y las zonas del planeta
Y, en última instancia, cabe recordar también que los ciclos de Júpiter-Saturno dan, según el elemento en el que caigan, la preponderancia de una parte u otra del planeta:
-Signos de Fuego: Oriente
-Signos de Tierra: Occidente
-Signos de Aire: Oriente (norte)
-Signos de Agua: Occidente (sur)
Luisa Torres
Posted at 23:59h, 06 noviembreGracias por compartir tan importantes conocimientos y tan bien explicados