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Política y populismos (P. Sanchis)

Política y populismos (P. Sanchis)

 

Para este artículo me voy a basar sobre todo en datos extraídos del libro de Thomas Piketty, «Capitalismo e ideología».  Añadiré ideas «picoteadas» de diversos programas de debate y entrevistas, aliñadas con reflexiones propias.

La repartición tradicional de las tendencias políticas es la de «izquierda» y «derecha».  Los primeros son partidarios de los impuestos elevados y progresivos, con tasas altísimas para las rentas más elevadas, o, directamente, son partidarios de la propiedad común, de las nacionalizaciones.

  • La opción de las nacionalizaciones de los bienes de producción es la que se experimentó en la Unión Soviética, en los países de su órbita, y en China.  Fracasó por varios motivos: excesiva centralización, desmotivación de la población (uno gestiona mejor su propiedad y la pequeña propiedad tiene una función emancipadora, con mayor motivación, satisfacción, rapidez y eficacia) y, sobre todo, fracasó por las elevadísimas tasas de represión, con una población encarcelada muy superior a lo normal, alcanzando niveles insostenibles.
  • La opción de la redistribución a través de los impuestos y su resultado, el estado social del bienestar, ha funcionado muy bien, aportando entre los años 1950 y 1980 los mayores niveles de igualdad que ha conocido la humanidad. Esto dependía de impuestos elevadísimos, que alcanzaron el 90% en los EE.UU (sí, lo has leído bien, los EE.UU.  Parece mentira, ¿verdad?).  Ese sistema estuvo acompañado de una elevada productividad.  En algunos países (Alemania, Suecia), se asoció incluso a los trabajadores a la gestión de las empresas a través de comités de gestión, con un excelente resultado también en la productividad.

El sistema ha fracasado a partir de los años 80, cuando se aceptó la libre circulación de capitales sin control alguno y no se ha sabido internacionalizar la fiscalidad.  A partir de allí, los países entraron en competencia fiscal para atraer capitales, mermando los ingresos estatales y dando la puntilla al estado del bienestar.  Eso ha ido acompañado de un aumento brutal de la desigualdad y de una gran pérdida de productividad.  En los EE.UU el 50% de la población (la más pobre) ha perdido el 50% de su capacidad económica.

La derecha tiene planteamientos más simples: «No a los impuestos».  La base ideológica -ilusoria- de este planteamiento es la «meritocracia«, es decir: «Si uno tiene más dinero, es porque se lo ha ganado».  Es una base ilusoria, porque no existe igualdad en el acceso a la educación y a las posibilidades.  Incluso una escuela pública de un barrio de clase media será mejor que una escuela pública de un barrio de clase baja: el alumnado es diferente y lleva otro bagaje desde su casa, y el profesorado es menos estable y experimentado en los barrios conflictivos (de los que todos quieren huir).  Y no digamos las dificultades para acceder a la universidad de un hijo de familia proletaria.  Es más, si consigue el título, tampoco tendrá «padrinos» que le faciliten un puesto acorde a su formación.  En igualdad de condiciones académicas (titulación) el «hijo de» encuentra más fácilmente trabajo.

La otra base de la ideología de derechas es la sacralización de la propiedad privada.  No hablamos ya de la propiedad de la vivienda particular (que es algo normal), sino de la propiedad hasta extremos tales que una sola persona tenga un patrimonio mayor que el PIB de un país medio. Jeff Bezos tiene una fortuna que es la mitad de lo que ingresa la hacienda española en un año.

Piketty cuenta casos escandalosos de sacralización de al propiedad privada, como cuando Haití consiguió su independencia y se les obligó a base de cañonazos a pagar una indemnización… a los dueños de los esclavos (el 90% de la población).  Así se ha conseguido que fueran uno de los países más pobres del mundo, pues estuvieron casi siglo y medio pagándola.  ¿Es lógico que los abusados, violados y torturados paguen indemnizaciones a sus abusadores, violadores y torturadores porque la propiedad está por encima de las personas?

Esta división política ha funcionado durante decenios, pero, en los últimos 50 años se ha ido añadiendo otro factor de motivación del electorado: el nativismo.  El nativismo es la ideología de «Primero los de casa«.  Tiene dos «patas»:

  • El factor cultural: se percibe al «otro» (al emigrante) como un peligro para tu cultura, tu raza, tu religión, tus valores y tu lengua.  Por eso se intenta limitar la llegada de «otros» y se blindan esas características (cultura, religión, valores, lengua), llegando a convertirlas en imposiciones no cuestionables y sacralizadas. Cualquier cuestionamiento de esos elementos es considerado como poco menos que un crimen de lesa majestad, y atrae una crítica furibunda.  Decir que no te importa tal o cual lengua, o no usarla, puede llevarte a sufrir acoso y ostracismo social.  Y es curioso, porque todos somos nada más que usufructuarios de la tierra que nos acoge, y antes que nosotros hubo allí gente con otro color, otra religión, otra lengua y otras costumbres.  Hasta que llegaron nuestros antepasados y los degollaron.  ¿Quién es dueño absoluto y eterno de una tierra?
  • El factor económico: una de las cosas que favorece el nativismo es la pérdida de poder adquisitivo de los sectores más pobres de la población (el 50% menos rico) de los últimos 30 años.  La clase media se ha derrumbado y ha caído en la pobreza. Pero la sociedad ha interiorizado que la cosa está así y que no se puede hacer nada, que en un mundo globalizado es imposible conseguir que las élites paguen los impuestos que deberían pagar (cosa totalmente falsa, pues sería bastante fácil hacerlo según explica Piketty).  Por lo tanto, si eres pobre, ya no es culpa de los GAFAM o de las transnacionales que hacen dumping fiscal, es culpa del pobre desgraciado de otra región o del inmigrante que tiene un poco menos que tú y que cobra una beca, una ayuda o una subvención.  Lo ves como el pan que te están quitando.

Esos dos factores combinados hacen que la política se divida hoy en cuatro sectores más o menos (con variantes en cada país):

-Los internacionalistas igualitarios: No tienen nada contra los inmigrantes y piden un sistema fiscal más justo, para reducir las desigualdades.  Hoy en día se les llama «izquierda radical».

-Los internacionalistas no igualitarios: No tienen nada contra los inmigrantes, pero, ojo, cuidado con pasarse con los impuestos.  Dan por hecho y por aceptable la opacidad fiscal de las grandes fortunas, la libre circulación de capitales y el dumping fiscal.  Se les llama «centro progresista» o «centro izquierda».

-Los nativistas no igualitarios: Estos son la derecha tradicional.  Son reacios a los inmigrantes («ya hay demasiados») y defienden los «valores» (lengua, cultura, religión, raza), a los que sacralizan.  También sacralizan la propiedad privada.  Eso sí: no hay que tocar los impuestos.  Cuantos menos, mejor.  Sobre todo para las clases altas, porque, a la hora de la verdad, fríen a las clases medias.  Vox, por ejemplo, propone un impuesto no progresivo, sino fijo del 20% para las clases medias y del 30% para las grandes fortunas.  ¿Es lógico que sólo pague 10 puntos más que yo una persona que gana en un minuto lo que gano yo en un año?

-Los nativistas igualitarios.  Son también anti inmigrantes (incluso de una forma mucho más visceral que los anteriores, llegando al racismo), pero buscan un programa económico más justo y redistributivo, con mayor protección para las clases bajas.  En Francia, ¡oh sorpresa!, sería el Frente Nacional de Marine Le Pen, que es muy racista pero totalmente proletarista en sus planteamientos económicos.  Si lo comparamos con los partidos nativistas españoles (vascos y catalanes, que suelen ser nativistas no igualitarios), les pasan por la izquierda tres leguas.

En cuanto al electorado, según Piketty (y está sustentado por cifras), las clases intelectuales y con diplomas más elevados votan a izquierda; los trabajadores autónomos y los propietarios de rentas altas votan a derecha. Y los verdaderos proletarios no suelen votar, y, si lo hacen, optan más por partidos nativistas.

Más cosas, aprovechando el tirón nativista, por interés o por convicción, se ha ido perfilando un nuevo tipo de populismo muy peligroso para la democracia (Trump, Johnson, Puigdemont, Abascal, etc.)  Ese populismo tiene cuatro patas:

1-Ideología nativista: «America first», «Get my money back», «España nos roba», etc. Eslóganes fáciles y viscerales.

2-Ellos son «el pueblo«, aunque en realidad hayan sacado menos votos que su oposición: Trump sacó casi 3 millones de votos menos que Hillary.   Esos líderes hablan siempre como si tuvieran una misión mesiánica, nada acorde a la realidad de sus votos.  Y ese actuar como «representante del pueblo» parece eximirles de paso de cumplir las leyes.

3-Desprecio al parlamento y a las leyes: en Trump es más que evidente, como cuando llama a la jefa de la oposición «Crazy Nancy»; Johnson intentó cerrar el parlamento británico y Puigdemont directamente cerró el parlamento catalán.  Suelen sentir una fuerte aversión al parlamento cuando no pueden dominarlo y les gusta presentarlo como un «enemigo del pueblo».

4-Ataques sistematizados contra toda la prensa que no es «friendly».  De Trump, ya se sabe; el carismático Johnson ha empezado a seguir la misma estrategia, llegando a amenazar a la BBC con recortarle los fondos, a causa de sus críticas. Aparte de que ahora sólo acude a entrevistas de la prensa afín.  En Cataluña, las agresiones a periodistas han sido una constante.  Es una estrategia muy cómoda: se deslegitimiza a toda la prensa crítica, con lo cual es más fácil negar luego las informaciones que no te convienen, tachándolas de «fake» y de «manipulaciones».  La única «verdad verdadera» es la que aparece en tu prensa «friendly».  Si convences a toda una población de que nada de lo que aparece en la prensa de los «otros» es cierto, ya puedes dejar de preocuparte: se encargarán ellos mismos de perseguir al periodista.

Vale, pasemos a la astrología (alguno estará pensando: ¡Ya era hora!).  ¿Cómo y dónde se ve esto?  Voy a analizar las elecciones o hechos con características muy nativistas para detectar qué hay en común.  Para ello utilizaré el eclipse y la lunación o luna llena anterior a la elección o al hecho nativista, porque las sicigias solilunares son las que influyen más en los ánimos de la gente.  Me fijaré en los planetas que estaban angulares y en los que aspectaban a los luminares.

Trump

Empezaremos por Trump (el rey de los populistas), el eclipse anterior a su elección:  El eclipse estaba en I (el pueblo) y en trígono a Plutón en V (elecciones)Marte-Saturno estaban angulares en IV (oposición, territorio) y cuadraban al punto primario.  Ya tenemos candidatos: Plutón, Marte, Saturno.  El eclipse es con el nodo norte.

Lunación anterior a la  elección de Trump a la presidencia:  A mí me llama la atención Marte tan cerca del ascendente.  Marte es el cabreo y es el señor de esta constitución, porque rige el punto primario, el MC y rige el asc. por exaltación.  Está cuadrado con Urano (el planeta más disruptivo del zodiaco) y conjunto a Plutón (el planeta más visceral).  Los «candidatos» a «mister nativista del año» son Plutón, Marte y Urano.  Repetimos Plutón.

Carta de Trump:  El hombre tiene un fuerte toque de Urano (liberalismo económico), porque aspecta su Sol, su Luna, está en X, y aspecta a Marte que está muy cerca del asc.  Marte y Urano…  Y el nodo norte en X.

El bréxit

Vamos a seguir la misma lógica y empezaremos por el eclipse que precedió el referéndum:  En la I están Saturno y Plutón y ambos aspectan al punto primario.  Pero casi me llama más la atención Urano partil sobre el eje IV-X (territorio y poder), anunciando un seísmo en ese tema.  Repetimos pues Plutón y Urano.

La luna llena anterior al bréxit:  Saturno y Plutón angulares en IV.  Plutón cuadrado a Urano.  Y el nodo norte sobre el asc.

El promotor del bréxit fue Nigel Farage:  Otra vez el nodo norte en X y Urano-Plutón sobre el ascendente.  De nuevo, Urano y Plutón.

Y el último empujón lo ha dado Boris Johnson, que no me parece un «nativista» auténtico, sino más bien un oportunista.  Miremos la lunación anterior a la elección de Boris Johnson: Saturno-Plutón sobre el MC y una oposición de Marte-Urano.  Otra vez Plutón

Las elecciones francesas de 2017

Es la única vez en que un candidato de un partido nativista de las características del FN ha estado  a punto de ganar las elecciones.

El eclipse anterior a la primera vuelta de las elecciones: Marte-Urano muy cerca de X, en cuadratura a Plutón y trígono a Saturno.  Urano, Marte, Plutón para variar…

La luna llena anterior a esa vuelta de las elecciones: Plutón angular en X y en trígono a Marte angular en I.  El punto primario con Urano y Júpiter.  Otra vez los mismos: Plutón, Urano, Marte

El referéndum de independencia de Cataluña del 1 de octubre

Si miramos el eclipse anterior: Vemos al punto primario en la VII (los otros), con Marte y aspectos de Saturno y UranoMarte y Urano repiten…

La lunación anterior:  El punto primario vuelve a estar en el mismo eje (I-VII) y con aspectos de Saturno y Plutón angulares.  Había también una oposición de Júpiter y Urano.

El tema de Puigdemont:  Es muy parecido al de Nigel Farage, el promotor del bréxit, con Urano-Plutón en el ascendente.  Como siempre, hay toque de Urano y Plutón

Conclusión

Vivimos tiempos de populismos de derechas de carácter nativista, con líderes que desprecian las leyes, los parlamentos y que hacen campaña contra la prensa que podría ejercer un cierto control sobre ellos, demonizándola y poniendo a la población en contra de los periodistas, a los que llegan  agredir, como hemos visto en Cataluña.

Esos líderes tienen además la prebenda de que, hagan lo que hagan, sus electores les santifican y aplauden, y se erigen en la «voz del pueblo».

Su caldo de cultivo y su base son las clases más pobres de la población, desengañadas con una izquierda que perciben como elitista y poco afectas a una derecha que sólo les ofrece un programa aún más liberal. En cambio, los líderes populistas nativistas les hacen creer que el que les roba el dinero está mucho más cerca: es el inmigrante, es la UE o es el de otra región.

¿Qué planetas inspiran estas ideologías?  En mi opinión, son combinaciones:

Plutón es el «mister nativista» por excelencia, pues el más tribal y visceral de todos los planetas.

-Combinado con Urano (rupturismo e intransigencia) hacen el cóctel perfecto del nativista.

-He visto más Saturno de lo que esperaba, pero supongo que es normal si hablamos de populismo muy conservador.  Aunque se digan de izquierdas, es un oxímoron ser de izquierdas y nativista.  De hecho, uno de los partidos nativistas por excelencia, CIU, fue el partido que más alcaldes franquistas recicló en sus filas: 95 sólo en Cataluña, frente a 10 de AP en la misma región.  Casi 10 veces más.

-Si Marte forma parte del elenco, habrá violencia y cabreo.

-Y habría que estudiar el papel del nodo norte, que sospecho más importante de lo que parece.

¿Habrá más episodios de este tipo? Probablemente sí, mientras no se resuelva el tema de la creciente desigualdad.  Y para eso necesitamos que la conjunción de Júpiter-Saturno en Acuario nos haga redescubrir que, ¡oh maravilla de las maravillas!, se puede hacer una fiscalidad internacional.  ¿Estamos dispuestos a ello?

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Canals, a 30 de diciembre de 2019

3 Comments
  • Ángel Valdes
    Posted at 07:58h, 31 diciembre Responder

    Gracias por la informacion

  • berenguer
    Posted at 13:11h, 26 diciembre Responder

    Me parece un articulo bien estructurado, aunque querer comparar cataluña (o egpaña, tanto monta monta tanto) con UK o US me parece un poco temerario, hasta ridículo.
    El sainete del proces ha sido el hazmereír de países serios, ninguna credibilidad.

    • primaluce
      Posted at 16:30h, 27 diciembre Responder

      Independientemente de que haya sido o no un sainete, responde a la misma energía planetaria y astrológica. La comparación te puede parecer ridícula, pero es totalmente pertinente para mi país

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